Opinión

El lado B de Valledupar

Amhed Mauricio Escallon

27/01/2016 - 06:20

 

El lado B de Valledupar

Mucho antes que nos inundara la tecnología digital con sus dispositivos de almacenamiento y la tan ahora famosa y aclamada nube, los amantes de la música tuvimos el gusto de conocer a un abuelo muy querido: el disco de acetato, LP por sus iníciales en inglés (longplay, larga duración).

Este casi siempre negro amigo nos dejaba disfrutar de los sonidos impresos en él con una calidad superior a cualquier dispositivo digital, era casi  como deleitarse con música en vivo, pues como los tiempos son cambiantes sé de muchos hermosos anticuarios que en un principio odiaron al tocadiscos pues veían en él un remplazo desalmado y desgraciado a la música tocada en presencia del escucha, sin embargo el acetato se metió en nuestros corazones.

El LP tenía como todo disco dos caras, a diferencia del disco compacto ambas caras contenían sonido, así había un lado A y un lado B. en el lado A, por fortuna de este o por estrategias de ventas, se encontraban las canciones o los temas más pegados, más publicitados, más cantados.  En el lado B los menos conocidos, no por eso de inferior calidad, algunos amigos recordarán esta situación con irónica alegría.

Pues bien lo que les propongo hoy es un ejercicio intelectual, imaginemos nuestra ciudad vallenata  como uno de estos acetatos, imaginemos que el lado A es ese lado muy vendido, muy publicitado y cantado por todos en Colombia y en otras latitudes más lejanas, este lado contiene lo ya establecido, los juglares auténticos, la música de acordeón, el machismo de sus canciones y su gente, el folclor propio, la parranda, el famosísimo Festival de la Leyenda Vallenata, el arraigo, la historia y los personajes que hicieron y hacen parte de ella, los lugares famosos, los apellidos ilustres, los cuentos, los dichos, el acento que caracteriza y por supuesto la plaza Alfonso López con el ya poco imponente árbol de mango en la mitad.

Sin embargo, como en el acetato Valledupar posee un lado B que quizá pocos conocen o se niegan a reconocer, y que casi nada se sabe de él en otros lugares, en este lado B están los diferentes, aquellos quienes por naturaleza no gustan de la música de acordeón (y no lo ven como una herejía), están los bien llamados “metaleros” amantes de ese glorioso género musical “heavy metal” y las muchas tribus urbanas un tanto satanizadas, los nuevos lugares donde los espacios de apertura son comunes, los jóvenes con largas cabelleras y múltiples tatuajes al estilo de otras ciudades como Londres o new york, los sex shop un poco chocantes para las matronas extremadamente conservadoras, las bandas de rock que van naciendo afanadas por encontrar un espacio propio en un mundo donde el color negro y los logos góticos son estigmatizados, algunos bares ubicados en el tan olvidado centro histórico que propenden por la generación de una cultura de la aceptación hacia lo diverso y las nuevas tendencias musicales que inundan la nueva nación.

Están aquellos seres que han logrado o intentan construir nuevos paradigmas y promueven su inclusión en los viejos esquemas mentales que impiden desde su óptica un cambio real en esta sociedad tan hermética a veces, están también los que promueven la cultura vial y se atreven a apelar a la conciencia de esos quienes se parquean frente a los semáforos, no respetan las cebras o las señales de tránsito recibiendo muchas veces insultos y oprobios de la otra parte, sin embargo continúan en su empeño.

Están también esos que guardan el envoltorio del confite en el bolsillo y deciden respetar la ciudad y cuidarla del caos de las basuras en la calle, también los ciclistas que enamorados del amable caballito de acero promueven la cultura del pedal, los jóvenes cual espartanos de cuerpos majestuosos  que practican el parkour, están igualmente aquellas valientes chicas que salen solas a disfrutar de la noche en los bares sin la pretensión de conseguir un hombre que las enamore o las intente enamorar y que son víctimas de ese machismo que habita el corazón de muchos decadentes habitantes.

Todas estas nuevas pertinencias son lo que yo llamo “la ciudad” pues no es un sinónimo de crecimiento ciudadano el abundar de centros comerciales o nuevas avenidas, la verdadera ciudad son las personas, esas personas que viven su vida y dejan a los demás  hacer lo suyo, que aceptan al “otro” pues se descubren en él.

Crecer como ciudad es abrir nuestra mente a lo diverso respetando con amor las diferentes expresiones y estilos de vida, la ciudad somos nosotros quienes a contra corriente vamos generando una nueva cultura, la cultura del lado B, la cultura de la verdadera ciudad.

 

Amhed Mauricio Escallon

2 Comentarios


Juan Rodriguez 28-01-2016 07:55 PM

Muy bueno excepto por aquel párrafo final en el cual sale un ego a flote, diciendo que la ciudad es el lado B, cuando creo que la ciudad es la suma del lado A con el B, las dos partes unidas y en coexistencia. O tambien - y esto inclusive mejor - una reforma en el lado A en la cual se abra la mente a lo diverso respetando con amor las diferentes expresiones y estilos de vida - sin la necesidad de llegar a formar parte de estos-, esto si convertiría a Valledupar en una aldea global.

Amhed Escallon 03-02-2016 12:48 PM

pues creo que tienes toda la razón.

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Allá no va Lito

Allá no va Lito

Lito González era un vallenato raizal, hijo de Pedro Antonio, personaje que tenía una yegua tan temperamental y briosa que, según su...

Inmigrantes, entre el destierro y la gloria

Inmigrantes, entre el destierro y la gloria

Despertar bajo el sonido de las olas del mar, es una de las sensaciones más agradables en la vida. Recuerdo que desde muy joven tuv...

Dos pueblos en un solo corazón

Dos pueblos en un solo corazón

  Santa Ana en el departamento del Magdalena y Santa Ana de Los Tupes en el departamento del Cesar, dos pueblos unidos por la tradi...

El 9 de marzo se acaba el carnaval

El 9 de marzo se acaba el carnaval

Después de más de cuatros meses de comparsas, desfiles, fandangos, guacherna, lectura de bando, coronación del rey momo, festival de...

Aguachica tiene la palabra

Aguachica tiene la palabra

  Desde una habitación del Hotel Chalet de Aguachica escribo esta nota. Ayer estuve atareado en múltiples ocupaciones domésticas e...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados