Opinión
Un nuevo continente... de basura!!!
Les confieso que apenas pude conciliar el sueño, a las 4 de esta madrugada y la razón no fue otra que una información relativa al nuevo continente con que cuenta el planeta, pero no verde, surcado de ríos, quebradas y arroyos, con cimas, montañas y laderas y los hermosísimos paisajes con que todavía se recrean nuestros sentidos.
No, el nuevo continente es de basura y, ¿saben cuál es su tamaño? Nada menos que TRES PUNTO CUATRO MILLONES DE KILÓMETROS CUADRADOS (3,4 millones de kms2), o sea, 3 veces la superficie de Colombia, con una profundidad de 30 a 40 metros.
Esta masa amorfa, que permanece compacta gracias a las corrientes marinas, está compuesta en un 80% de plásticos y dentro de este material clasifican centenares de artículos generados por la sociedad de consumo, la mayoría prácticamente inútiles, o que por lo menos no son necesarios.
Hay desde bolsas plásticas, redes de pesca, juguetes, productos industriales, botellas, envases de jabones y champúes, de desodorantes, hasta esa interminable gama de elementos creados por el hombre en su loca carrera de hacerse la vida más muelle, a costa de las muy sensibles formas de la naturaleza.
Los efectos devastadores y apocalípticos de esta diabólica maraña, ya se perciben en las especies marinas y se calcula que el 35% de la vida en estos apartados lugares, ya está contaminada y en su área de influencia, bastante extensa por cierto, están muriendo las aves por la ingestión de tapas de plástico, bolígrafos, capillos de dientes, juguetes, etc. La pregunta lógica de cualquier desprevenido observador, es, ¿hasta dónde llega la capacidad destructiva del hombre? ¿No tiene límites? ¿Cómo es posible que ese sea el planeta que estamos cuidando y protegiendo para entregárselo en las mejores condiciones a nuestra descendencia, a los hijos, a los nietos, a los seres que llevamos en lo más hondo del alma y del corazón?
A muchos se nos olvidó que EL PLANETA NO ES NUESTRO, es apenas prestado para disfrutarlo, pero hay que devolverlo. Observemos amigos, como de los l00 millones de toneladas de plástico que se fabrican al año en el mundo, el 10%, o sea, 10 millones, son arrojados al mar, a cuenta de qué y porqué. No lo entendemos, es un tema inagotable para muchas trasnochadas más.
¿Y la solución? Dicen los expertos que el problema es de tales dimensiones que no es posible borrar esta mancha vergonzosa de nuestros océanos, a la cual se le suman ya otras cuatro islas, en formación y con excelentes perspectivas de crecer como espuma.
Lo que debemos intentar es limitar al máximo el consumo de plásticos y crear la forma de utilizar lo que no podemos eliminar, en algún proceso de combustión o reciclaje.
Por favor no más bolsas de plástico. Cada quien que lleve al mercado, o a cualquier punto de compra, su canasta o bolsa de tela re-utilizable y además biodegradable. Y los mercados a su vez, quien no lleve su correspondiente envoltura, el almacén se la venderá y se la cobrará. Una autoridad debe tomar el manejo de esta situación.
Sobre el autor
Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi
Reflector
Gestor cultural y comunicador, Alejandro Gutierrez De Piñeres y Grimaldi expone en su columna “Reflector” anécdotas y sentimientos valiosos acerca de la Cultura Vallenata y el mundo de hoy. Un espacio idóneo para la reflexión y la memoria.
0 Comentarios
Le puede interesar
Ley del silencio
Desde hace algún tiempo he estado indagando sobre un comportamiento extraño que ocurre en algunos municipios pequeños de la co...
Un festival viendo el vaso medio lleno
En el desayuno se sabe cómo va a ser el almuerzo, es uno de los tantos adagios populares que aprendí y que aplico permanentemente en ...
El Festival como política pública
La eterna discusión sobre si es mejor un festival organizado por la empresa privada o particulares, léase organización sin ánimo de...
El Covid-19 y el quiebre económico y político mundial
El mundo se encuentra al borde de la histeria colectiva provocada por la epidemia del momento, como ha ocurrido en otros tiempos de la ...
Las historias que mamá contaba
Mi madre, a sus más de ochenta años, tenía en su mente un cúmulo de recuerdos. Hablaba de ellos con la facilidad de quien los h...