Opinión

El paraíso de la burocracia

Carlos Cesar Silva

07/03/2017 - 04:00

 

Biblioteca departamental Rafael Carrillo Luquez (Cesar, Colombia) / Foto: archivo PanoramaCultural.com.co

 

Cuando estudié Derecho en la UPC, sede Sabanas, confirmé que la lectura era un escape fulminante hacia la emancipación de los sentidos, hacia una ilusión interminable. Los libros de mi carrera me condujeron a descubrir los alcances y las restricciones de la expresión humana, pero con el cuento y la novela viajé hacia el caudillaje de la hostilidad, el desborde del sexo y los azaramientos de la erudición: saboreé más la vida, esa que llaman la vida profunda. Siempre que sentía que los profesores me mentían o me atontaban con sus razonamientos, salía corriendo del campus como un desquiciado a buscar una luz de discernimiento en la Biblioteca Departamental Rafael Carillo Lúquez. Allí llegaba a buscar respuestas en Cortázar y en Camus, ellos eran auténticos maestros que sabían de todo, no solo de leyes. 

Me rehusaba a ingresar a la biblioteca de la UPC porque la juzgaba hueca, insípida y estrepitosa: era un hermoso monumento que carecía de muchos libros y que no conocía el silencio verdadero. Por el contrario, la Rafael Carrillo Lúquez me resultaba, como señalaría Borges, un universo, un paraíso. Apenas penetraba sus entrañas, me tropezaba con una sala de exposiciones, recuerdo haber conocido la obra de Walter Arland y Efraín “El Mono” Quintero en esa zona alucinante que no parecía propia de Valledupar.

En los pasillos de la Departamental vi la venganza de Emma Zunz, escuché los gemidos de La Maga y respiré el viento arrasador de Comala. Viví la serenidad del contexto y el descontrol de la imaginación, la locura. Obvio, mi sala favorita era la de literatura, que tenía unos siete anaqueles con libros de todas las latitudes del mundo y una particular vista hacia el norte de la ciudad, pero también frecuentaba otros espacios como Cita con la Música, el cine club y los talleres literarios de Luis Alberto Murgas y Luis Barros Pavajeau. La biblioteca me proveía la claridad que la universidad me quitaba, era un ambiente limpio, un ambiente para huir del tedio y de la confusión.  

Al concluir la carrera, mis visitas a la Departamental se redujeron. El trabajo me abrumó, así que me transformé en un lector pragmático: comencé a leer más a través de medios virtuales, aprovechando cualquier tiempo y espacio libre que me quedaba. En mis arribos ocasionales al paraíso fui notando su transformación, su incendio. Poco a poco fue perdiendo su tranquilidad y su encanto natural, un olor a basura lo invadió. El Estado (que a veces es el diablo) se estacionó en su esencia y espantó a su magia: a Sancho y a Remedios, la bella, dándose un beso largo en las escaleras.

La sala de exposiciones se convirtió en un Punto de Vive Digital, Valledupar ahora no tiene un espacio decente para que los artistas muestren sus obras. En el segundo piso funciona la Oficina Asesora de Cultura, la Secretaria de Recreación y Deporte y la Secretaria de Ambiente Departamental. Aunque dicen que devolvieron la oficina, en el tercer piso todavía existen demarcaciones del Centro de Memoria del Conflicto. La sala de literatura está llena de computadores, siendo que cada actividad debe tener su área especial, más cuando el paraíso cuenta con las tierras suficientes.

La Biblioteca Departamental Rafael Carillo Lúquez ha perdido su ambiente original, su ambiente diáfano y tranquilo. Ahora se ha convertido en un refugio de la dejadez del Estado. Ya no siento en sus pasillos a Gregorio Samsa sonriendo ni a Don Quijote persiguiendo a Simona, que siempre estaba desnuda. La burocracia usurpa los lugares de la imaginación, asusta con su insolencia. Supe que la actual directora está interesada en recuperar las áreas perdidas, ojalá tenga éxito en esa campaña, no quiero que se termine de quemar el paraíso.  

 

Carlos César Silva

@CCSilva86

 

Sobre el autor

Carlos Cesar Silva

Carlos Cesar Silva

La curva

Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.

@ccsilva86

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Una madre mala, injusta e incomprensiva

Una madre mala, injusta e incomprensiva

“Ese muchacho de mierda me tiene hasta aquí”, decía ella tocándose la frente con la punta de su dedo índice cuando alguien le...

El revuelo causado por las falsas cartillas de diversidad sexual

El revuelo causado por las falsas cartillas de diversidad sexual

Indignación y repudio nacional ha causado una noticia sobre la distribución de unas cartillas con alto contenido sexual a los estud...

¿Qué pasó con el apoyo para el Festival de Barrancabermeja?

¿Qué pasó con el apoyo para el Festival de Barrancabermeja?

  El miércoles anterior recibí un boletín de prensa proveniente de la Fundación Festival Vallenato del Magdalena Medio, en el que...

El desbalance y optimismo del ministro Alfonso Prada

El desbalance y optimismo del ministro Alfonso Prada

  El pasado 31 de enero del 2023, se cumplió un mes del anuncio hecho por el presidente de la república Gustavo Petro, sobre el ces...

El poder político en el Departamento del Cesar: un forcejeo entre clanes

El poder político en el Departamento del Cesar: un forcejeo entre clanes

  En 1967 surge de forma consistente, con la creación del departamento del Cesar,  los clanes familiares.  Ellos a través de la r...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados