Opinión
Marcha contra la corrupción o protagonismo del cinismo
El devenir de escándalos e impactantes hilos de corrupción que se han revelados en nuestro país, en los que se han apropiado de significativas sumas del erario, han despertado la indignación y repudio de los colombianos, quienes somos los más lesionados frente a la actuación de estos corruptos, obligados al pago de tributos pues, solo así se remienda las finanzas de la nación.
Encontramos con tristeza que mientras nuestros niños mueren por desnutrición, la clase política se deleita de los banquetes que pueden adquirir gracias al defalco que hacen al estado, entretanto no existe recursos para invertir en educación, salud, saneamiento básico e infraestructura, pero los corruptos de cuello blanco amasan fortunas y brindan a su descendencia bienestar y mejores condiciones de vida en nombre de los colombianos.
Esta desfachatez recurrente y robo sistemático de la clase política han desencadenado el rechazo del pueblo, el cual pide a grito justicia, que los responsables de estas multimillonarios defraudaciones paguen por su infamia, se reclama lucha frontal contra la corrupción, oxigenación de la política y la administración pública, donde los dineros públicos sean sagrados, manejados e invertidos con transparencia y honestidad.
Desafortunadamente este sentir y repudio contra la corrupción quiere ser aprovechado por oportunistas, que pretenden hacer política con este fenómeno social que rechaza la depravación de la clase política, la podredumbre que gobierna este país, los cuales convocaron a una gran marcha contra la corrupción este 1 de abril.
Estamos de acuerdo que todos debemos rechazar, marchar y exigir políticas, acciones y medidas de transparencias que exterminen de una vez por todas, con el problema más grande que carcome la sociedad colombiana, la corrupción, pero también es cierto que nos parece ilógico y hasta cínico que algunos personajes que a través de su trasegar político y público han dejado una estela de duda y propiciado grandes casos de corrupción, sean los que pretendan abanderan este movimiento y protagonicen la convocatoria.
No pretendan hacernos ver como un país sin memoria, unos ignorantes, los cuales desconocemos la historia política de nuestra nación, porque se equivocan, somos conscientes y conocedores de su actuar y proceder en los distintos cargos que han desempeñado, tenemos presente todas las irregularidades presentadas, las investigaciones adelantadas y la corruptela reinante en sus mandatos.
Colombia entera debe marchar contra la corrupción, todos y cada uno de los ciudadanos debemos exigir y asegurarnos que políticos y servidores corruptos no sigan ejerciendo sus funciones, que el bien general sea la premisa fundamental de nuestra política, pero así mismo debemos censurar que personajes con oscuro proceder quieran sacar provecho político de la situación, para cautivar incautos y garantizar beneficios en las próximas contiendas electorales.
Los colombianos tenemos una responsabilidad con la historia y las futuras generaciones, debemos erradicar la corrupción, para ello necesitamos personas honestas y transparentes que lideren el proceso de depuración política que Colombia requiere, para que la distorsión de la política pública y el funcionamiento del estado en beneficio de unos pocos cesen, solo así podemos combatir este flagelo y garantizar un futuro estable y lleno de bienestar, de lo contrario seguiremos sirviendo como los idiotas útiles de los politiqueros, que con artimañas pretenden aprovechar nuestra indignación para garantizar su perpetuación en la política y seguir usurpando los recursos de nuestro erario.
Diógenes Armando Pino Sanjur
@mafranpisa
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Sanjur
Tamalamequeando
Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.
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