Opinión
Editorial: La fiesta del deporte
Cada 4 años, los juegos olímpicos reaparecen en el horizonte mundial con su atuendo de doscientas naciones. El espectáculo es portentoso, lleno de colores, y en las instalaciones preparadas para la ocasión se reúnen más de 10000 atletas que aspiran al oro, pero de una manera distinta a esa carrera que marcó la historia del oeste estadounidense.
Aquí el esfuerzo es antes de todo personal. La preparación de los últimos doce meses, tanto física como mental, es crucial para sobrellevar la presencia de los mejores atletas del mundo y la presión mediática.
Desde esta óptica, los juegos olímpicos se convierten en la mayor consagración para un artista. Ganar una medalla es hacerse un espacio en la historia y la elite deportiva, aparecer en las estadísticas de una nación y ser destacado como un modelo para los jóvenes del país.
Los ganadores de los juegos olímpicos representan un ejemplo de sacrificio a nivel social. Han de saber mantener una constancia y mejorar paulatinamente dentro de ese esfuerzo rutinario sin nunca descuidar el poder de la mente y de la confianza.
Con todo esto, tenemos muy buenos ejemplos de superación en Colombia. La medalla de plata de Óscar Figueroa este año es uno de ellos y, para entender su esfuerzo de realización, sólo basta recordar la dura experiencia de las olimpiadas del 2008, cuando el atleta debió abandonar por culpa de una lesión.
La concentración, el deseo de dar un final feliz a tanto trabajo, la necesidad de sorprenderse hicieron lo que ya todos conocemos: Oscar inscribió su nombre entre los mejores del mundo y dio un significado a tanto tiempo de sacrificio.
Pero no nos quedemos solamente en el ámbito personal porque, si es cierto que las olimpiadas son una muestra de los sueños que podemos lograr, para los Estados que participan y/o las organizan es también una forma de ganar exposición e influencia.
Desde esa perspectiva, los juegos de Londres 2012 llegan en un momento clave para Gran Bretaña. La nación europea trata de reafirmar su liderazgo en unos tiempos de redefinición completa del escenario geopolítico.
Pero más allá de esta fácil constatación, miremos quienes de los países lideran el medallero este año y descubriremos a los países que más dinero gastan en programas de formación e infraestructuras deportivas: Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Corea del Sur y Francia.
Entre los países latinoamericanos despuntan Cuba y mucho más lejos Brasil. Esto se debe también a claras priorizaciones en materia de formación y elección de los deportes a desarrollar.
La dirección queda claramente marcada para el futuro: si Colombia quiere aspirar a estar entre las naciones deportistas y ganar un mayor número de medallas, tiene que invertir en espacios de entrenamiento y formadores.
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