Opinión

Aquellos eclipses de antes

Edgardo Mendoza

05/07/2019 - 07:15

 

Aquellos eclipses de antes

 

Regresó el eclipse el lunes y nadie le paró bolas. En 1998, Valledupar fue elegida por la naturaleza para ver el eclipse. Fue una propaganda que el alcalde de la época mostró en los medios como su mejor obra, el fenómeno ocurrió el 20 de febrero de 1998, desde las 12.59.28 hasta la 1:03.07. En total fueron 3 minutos y 39 segundos que la administración celebró con bulla grande, casi no nos dejó ver el fenómeno. No recuerdo quién era el alcalde, ni estoy interesado en recordarlo. El del lunes festivo anterior, pasó desapercibido, sin pena ni gloria, no hubo bulla administrativa, pues la ciudad anda en otro tono, naranja para ser más claro.

En una ciudad de poetas y cantores, donde Ovidio Granados, juglar de altos quilates, canta su mejor canción, “Rayito de luna” (“Yo quisiera ser un rayito de luna, para entrar hasta tu lecho donde tú duermes”) y Gustavo Gutiérrez se inspiró en “Paisaje de sol” (“aquel paisaje nació sobre una tarde de sol, allí el destino marcó el sendero de mi canción”), pero de nada sirve si el perro caza la presa y viene el dueño y se la quita.

Las palabras tienen poder y lirismo. La palabra “cataclismo”, por ejemplo, la conocimos por el poeta Rosendo Romero (Romanza) y “hecatombe” la escuchamos por Uribe, siendo sinónimos, pero, viniendo de quien viene, adquirimos el vicio de la traducción mental. Una para soñar, otra para llorar.

En este país, vivimos llorando hace 50 años, los mismos que cumplirá el hombre de haber ido a la luna, pero somos uno de los países más felices del mundo, dicen internacionalistas de la prensa rosa. O naranja, da igual. Hace igualmente 25 años asesinaron por cosas del fútbol a un buen muchacho, Andrés Escobar, de la selección Colombia. Todo indica que por errar un penalti, por el mismo caso amenazan a Tesillo, cuyo apellido sirve para que los verseadores en “pie forzao´” rimen versos, porque Tesillo pega casi con todo. Palillo, trapillo, culillo, cursillo, caudillo, tufillo, en fin.

Si no le paramos bolas al eclipse de sol, menos al “Turcotón”. El domingo con largo puente, algo que con aportes de sus colegas artistas en magníficas condiciones económicas y sociales pueden hacer, y el mismo gobierno que invierte millones en escuelas amigas y festivales como Fides, por ejemplo, pero el Andrés nuestro no tiene compañeros de escuelas que gobiernen ni congresistas de moda. Es otra cosa, es otra historia, triste por supuesto. La filantropía amiga ejercida por La Cacica Consuelo Araujo, cuando amigos presentaban situaciones parecidas, son referentes frescos en la memoria, vale recordar a Don Jorge Dangond con la brigada costeña para la casa del maestro Leandro Díaz. Dos ejemplitos sin eclipse.

Vivimos un fenómeno grande de olvidos, hemos perdido valores, incluso nos hemos vuelto indolentes. No hay una hora en tu casa cuando no toquen al menos 5 personas pidiendo plata y comida. Es una tragedia, ni para que mencionar calles y semáforos donde la mano extendida es la imagen real, nos recuerda, guardando proporciones, la publicidad de Nestlé y sus pajaritos con pico abierto esperando alimentos. Hoy somos una gran pajarería de hambrientos. No sé si el tema inspire a los avistadores de aves que vienen al Valle, las mismas noticias vergonzosas vienen de Riohacha donde celebran el “festival de la pajará”.

La Guajira, El Chocó, y Valledupar ocupan hoy indicadores graves de desempleo a nivel nacional, nadie tiene una respuesta inmediata para esta tragedia, pero en tiempos electoreros como los actuales aparecerán magos en cada esquina, hasta en nuestro lugar sagrado popular 5 Esquinas.

Ojalá no ocurra como en la novela del mismo nombre de Vargas Llosa, es mejor que Chabela se quede con Marisa haciendo lo que hicieron y que Quique salga a la cervecería de la ciudad vecina. Hay novelas que parecen nuestras, pero el eclipse no deja verlas, o leerlas. Ya Silvestre dijo que la prudencia se acabó, pensaba que nos quedaba la filantropía, pero no la veo. Chao...

 

Edgardo Mendoza Guerra

@edgardomendozag.

Sobre el autor

Edgardo Mendoza

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Tiro de chorro

Edgardo Mendoza Guerra es Guajiro-Vallenato. Locutor de radio, comunicador social y abogado. Escritor de cuentos y poesías, profesor universitario, autor del libro Crónicas Vallenatas y tiene en impresión "50 Tiros de Chorro y siguen vivos", una selección de sus columnas en distintos medios. Trata de ser buena gente. Soltero. Creador de Alejo, una caricatura que apenas nace. Optimista, sentimental, poco iglesiero. Conversador vinícola.

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