Opinión
Con movilización democrática, Valledupar tendrá arreglo
Valledupar es una ciudad con mucho valor al encontrarse a orillas del río Guatapurí y en una posición geográfica privilegiada entre la serranía del Perijá y la Sierra Nevada de Santa Marta. 469 años después de su fundación, Valledupar tendría la oportunidad de ser una ciudad en crecimiento y que brinde calidad de vida a sus habitantes. Sin embargo, a pesar de la valía de su gente y su potencial económico, ha pasado de ser la ciudad “sorpresa caribe” a convertirse en la capital de la desesperanza, debido a que sus indicadores sociales y económicos se encuentran en los peores niveles de su historia reciente.
Según Otero, Herrera y Monroy (2019), la pobreza en Valledupar ha subido y se ubica en un 33,4%, incluso por encima del promedio nacional que está en 26,9%. Es decir que mientras que 1 de cada 4 colombianos es pobre, 1 de cada 3 vallenatos se encuentra en la pobreza.
De acuerdo con un estudio del CESORE (2019), Valledupar es la capital con el mayor número de NINIS en todo el país, de jóvenes que ni estudian, ni trabajan, con un 27.5%. Esto se agrava con el hecho de que 1 de cada 5 personas desempleadas en Valledupar tienen un pregrado o un posgrado, y casi la mitad tiene mínimo un técnico. Esto es, que el nivel educativo no está asegurando el empleo.
En nuestra ciudad es rampante la exclusión social y la desigualdad, con Necesidades Básicas Insatisfechas altos niveles, según Otero, Herrera y Monroy (2019), la mitad de los hogares de Valledupar tienen un alto grado en éste indicador, siendo el hacinamiento en las viviendas y los servicios públicos inadecuados unas de las principales causas.
La situación de nuestra ciudad se empeora cuando, a la luz de los datos, vemos que el aumento de los impuestos no se traduce en más inversión social. Acorde con cifras de Pérez y Morón (2018), el ingreso por habitante creció en Valledupar el 48% mientras los impuestos por habitante subieron 140%, el triple. Acompañando lo anterior, el gasto por habitante apenas aumentó un 45,6%. Por lo tanto, los impuestos crecieron mucho más que el ingreso por persona, pero mucho más que el gasto directo que el municipio ha hecho por habitante. Aquí la pregunta es, ¿En qué se ha ido entonces la plata de los impuestos elevados?
El presente de Valledupar muestra que la ciudad le está fallando a sus ciudadanos, al no lograr colmar sus expectativas de empleo y bienestar por la falta de rumbo y planificación, lo que nuestros gobiernos han dejado a un lado por victorias cortoplacistas e intereses politiqueros. Las elecciones regionales que están en curso son una oportunidad para renovar las instituciones y reorientarlas hacia la vía de una real planeación e inversión que le permita a la ciudad mejorar sus indicadores sociales y garantizar el bienestar de su ciudadanía.
Entender nuestra historia de gente pujante, con brazos de amor y confianza, nos debe llevar a recuperar la confianza por nuestra ciudad. Valledupar, si hay movilización democrática, puede tener arreglo.
Fabio Pinto
Sobre el autor
Fabio Andrés Pinto
Visión alternativa
Nacido en Valledupar. Ingeniero electrónico. Magíster en Matemáticas Aplicadas. Docente universitario, investigador y consultor en temas tecnológicos. En este espacio se describe y se reflexiona sobre la situación del país a nivel tecnológico, académico y económico.
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