Opinión
Asoleándome por Mayami
Mi padre querido expresaba gratitud por don Miguel Gnecco. Recordaba que, gracias a él, fue a Maracaibo, sin visa ni permiso fronterizo. Lo llevó en su carro, trabajó con firmeza, regresándose en condiciones mejores. Por eso aprecio mucho a su hijo Armando Gnecco Hernández, y dos razones más: (i) ser hincha del Deportes Quindío, mi equipo de siempre; (ii) su paso glorioso por el Carraipía fútbol club y, luego, por Atlético Maicao.
Por varios años, el brillante comentarista se desempeñó como auditor de la Contraloria General de la República, ante la Cárcel Judicial, allí trabajó con el heredero de don Tino González, en la Dirección del penal. Para desempeñarse, de manera diligente y segura, iba con frecuencia, escoltado siempre por Abelito Verdecia, funcionario de confianza. Una mañana arribaron de sorpresa, practicaron pruebas selectivas y arqueo general, cumplido lo cual inspeccionaron la cocina.
Como de costumbre, el ecónomo Focion Bustamante, los atendió con copiosa sopa de ojo de res, arroz blanco con buen ajo y aji, serrano amarillo asado y el infaltable guiso de chocozuela. Después, su acompañante de seguridad fue llevado a ‘moñito’, por el dragoneante Marulanda, hasta el carro. Armando, por su parte, antes de salir, vio un conocido suyo que hacía tiempo no veía. Le contaron que llevaba más de un año preso. Dolido y apenado, salió rápido sin dejarse ver de aquel.
Un par de meses después en la esquina del Ley de entonces, se lo encontró, cara a cara. Se saludaron de manera efusiva. Armando, fue directo: “Tiempo sin verlo, ¿andabas fuera?”.
El cliente masticó su propia saliva, que le supo a bola de brea, tosió con escalerilla, y con voz de héroe sentenció: -Llegando apenas, estuve un año largo por gringolandia, asoleándome por mayami, tú sabes que allá tengo amigos como Alvarito Quiroz. Al instante, Gnecco Hernández, sabiéndolo sin chaleco anti balas, le disparó: ¿y por allá no te tropezaste con Hugo González?
Desde entonces la presión arterial del personaje, se balancea como yoyó, pero, gracias al toronjil y a la agüita de canela, se desmarimondiniza.
Alberto Muñoz Peñaloza
Sobre el autor
Alberto Muñoz Peñaloza
Cosas del Valle
Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.
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