Opinión
Matamos el tigre y nos asustamos con el cuero
El primero de febrero de este año escribí una columna que titulé ‘Valledupar le apunta a una ciudad creativa’, y en su colofón concluí: “Valledupar ciudad creativa está a punto de caramelo”, queriendo decir con ello que gracias a las gestiones que se estaban haciendo por parte del alcalde saliente y la ministra de Cultura, con el apoyo del presidente de la república, estábamos próximos a ser reconocidos por la UNESCO como la quinta ciudad creativa del país, luego de Bogotá, Medellín, Popayán y Buenaventura, y la tercera en el área de música.
Hoy, primero de noviembre, exactamente nueve meses después, ha nacido la criatura, y efectivamente, la tarea por parte de las autoridades locales y nacionales se hizo correctamente: la UNESCO acaba de incluir en su red de ciudades creativas a Valledupar en el área de música, y a Cali en artes digitales, completándose en Colombia las seis ciudades creativas dentro de un total en el mundo de 246 ciudades admitidas como tales por el organismo internacional que tiene esa competencia.
Sin duda que esta es una noticia extraordinaria para Colombia, especialmente para la región Caribe, y Valledupar en particular; tan importante como lo que ocurrió en 2014 cuando se expidió por parte del Ministerio de Cultura el PES (Plan Especial de Salvaguardia del Vallenato Tradicional), o en diciembre de 2015, cuando también la UNESCO declaró a la música vallenata tradicional como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
Ahora, el asunto es qué hemos hecho con las resoluciones nacionales e internacionales que plasman en normas o actos administrativos las autoridades competentes sobre lo que hemos pretendido y luchado para obtener; mejor dicho, cómo hacemos para que veamos materializado el fruto que buscamos, que no es otro en el caso del patrimonio inmaterial que la protección del vallenato tradicional, y en el caso de Valledupar ciudad creativa, que poner a la cultura y en concreto a la música vallenata en el centro de la estrategia de desarrollo de la ciudad, o en otras palabras, el Plan de Desarrollo de la ciudad debe tener como eje transversal la música vallenata. Será que en eso está pensando el recién elegido alcalde José Mello Castro.
La experiencia que tenemos, tanto con el PES, como con el vallenato como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es desastrosa, hasta ahora esos logros se han quedado en la retórica, en titulares de prensa y en el papel de los mismos actos, hemos luchado como gato boca arriba por matar el tigre y, luego, nos hemos asustado con el cuero.
Colofón: ¿Sera que, aun teniendo la tan cacareada Ley de Economía Naranja, un Plan Nacional de Desarrollo que incluye un capítulo especial para ejecutarla, un presidente que abandera esa idea y escribió un libro sobre ese tema, y ahora la declaratoria de la UNESCO de Valledupar como ciudad creativa en el área de música, no seremos capaces de implementar y ejecutar las medidas para que la música vallenata sea el pilar de nuestro desarrollo? Si no lo hacemos, apague y vámonos.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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