Opinión
Sí se pudo
Después de superar un proceso jurídico, una pandemia que amenazaba arrasar a la humanidad y otras dificultades, el festival regresó más alegre, entusiasta y con una asistencia numerosa, demostrando así a sus depredadores que es el evento nacional que más turistas moviliza en el departamento del Cesar, procedentes de todos los rincones no sólo de Colombia sino también del exterior.
El festival está más vivo que nunca, quedó demostrado en el evento que acaba de culminar, hubo orden, armonía y hasta la naturaleza fue benévola, las lluvias hicieron un alto en su temporada invernal, para que la disputa de la corona en los grandes, no fuera interrumpida.
La ciudad se vistió de coloridos y en todos los sitios concurridos se escuchaban las notas alegres de un acordeón, el chasquido de una guacharaca, el bam-bam de una caja y la voz bronca de algún cantante espontáneo, el festival está vivo y lo estará para muchas generaciones venideras, como lo proyectó su creadora y defensora Consuelo Araujo Noguera, que desde el cielo estará rebosada de alegría.
Las escuelas y academias de música han preparado intérpretes a montón, no solamente son los adultos los ensalzados y los hombres rudos por su arte mágico de hacer brotar notas alegres al acordeón, ahora los niños y las mujeres, también son poseedoras de este arte que engalana a nuestra región.
El festival está fuerte, e igualmente se perpetuará, porque es único, fantástico y contagioso.
En el concurso Rey de reyes que se realiza cada cinco años, se enfrentaron verdaderos exponentes de nuestra música vernácula, tarea difícil para un jurado presionado por las preferencias de cada región y los simpatizantes de cada concursante, pero al final su veredicto fue acertado, todos eran merecedores del gran trofeo, pero se lo ganó el más versado en las lides de tocar, el son, el paseo, el merengue y la puya.
El festival ha regresado para quedarse siempre con nosotros, no habrá proceso jurídico que lo detenga, ni pandemia alguna que lo acabe. El festival es del pueblo y para el pueblo.
Arnoldo Orlando Mestre Arzuaga
Sobre el autor
Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
0 Comentarios
Le puede interesar
Conectividad para los corregimientos de Valledupar
Desde hace mucho tiempo atrás, son varios los corregimientos del municipio de Valledupar que han padecido la carencia de conectivi...
Maderos: el teatro como necesidad colectiva
Iniciaba el 2019, en plena junta de gestores culturales de Valledupar se discutía el tema de los posibles beneficiados por la ley de e...
Los pueblos han dejado de ser pueblos
En el pueblo donde nací nuestros mayores eran depositarios de una oralidad maravillosa, los ancianos contaban a los jóvenes una gran ...
Editorial: El mensaje de un catálogo artístico
Los protocolos existen para ser ignorados. Y más cuando se trata de arte. El pasado 11 de julio, el cierre de la exposición artísti...
Una culpa colectiva
Nos llegó como una peste bíblica el famoso Covid-19, en principio hubo el mayor pánico mundial que se ha vivido en los últimos año...