Opinión
Creación de un nuevo departamento en el Caribe colombiano
El río Magdalena –descrito abrumadoramente por historiadores, geógrafos, etnólogos y otras ciencias (que lo hacen desde la óptica específica del estudio que plantean)– encierra en sus dos orillas un territorio rico en historia, tradiciones, creencias, prácticas musico-danzarias comunes, me refiero específicamente a la llamada Depresión Momposina, la subregión bañada por el río Magdalena, Cauca, Cesar y San Jorge, ese territorio de aguas poblado por más de 1.900 ciénagas que ocupan un espacio de más 320.000 hectáreas de espejos de aguas.
La Depresión Momposina está enmarcada por las estribaciones de las serranías de Ayapel, San Lucas y Perijá en una zona dividida entre los departamentos de Bolívar, Magdalena, Cesar y Santander, esta división geográfica en departamentos del Caribe Colombiano, que, si bien tienen semejanzas culturales, de usos y costumbres, también es cierto que tienen marcadas diferencias entre sí, hace notoria y protuberante las diferencias de esos departamentos con los pobladores de la Depresión Momposina que sí tienen en común una cultura: la cultura del río.
La situación de estos pobladores en el sentido de adaptación a sus propios departamentos es bastante difícil por circunstancias como vías de comunicación (mayormente el río), distancia a sus capitales de departamento (hay pobladores que tienen que cruzar dos o tres departamentos para llegar a su capital), abandono por parte del ente departamental, lo que se refleja, en falta de vías, infraestructura, conectividad, educación salud e inversión a todo nivel. Todo lo anterior agravado por la pretensión impositiva de una cultura dominante financiada, auspiciada y dirigida desde las capitales con la tendencia de implementar la cultura dominante, la cultura de la capital, en menoscabo de la vernácula.
De ahí que los pobladores de la Depresión Momposina no sean vistos como bolivarenses por los cartageneros, los samarios no ven como magdalenenses, los vallenatos no los ven como cesarenses y los santandereanos no los ven como santandereanos. El tema se toca esporádicamente y se plantea la creación de un nuevo departamento que recoja y una a estos pobladores con cultura común, el problema es que siempre es tocado por políticos locales con poco peso y poder a nivel nacional, generalmente lo plantean cuando hay alguna pugna interna o no son tomados en cuenta en sus capitales en las repartijas burocráticas y de poder.
Intentos de creación que siempre fracasan pues los dirigentes que lo impulsan enceguecidos por el poder en disputa desconocen que hay que meterle pueblo, que hay que consultar y vincular al grueso de la población y que hay que utilizar las herramientas constitucionales para hacer la consulta del querer y el sentir de pueblo. Lo peor, abordan el tema únicamente desde lo político, jamás lo hacen desde lo cultural, lo histórico, lo sociológico, lo poblacional, es decir, dedicar a un grupo interdisciplinario que involucre profesionales experimentados en todas estas disciplinas para levantar un estudio que concite todas las vertientes y todos los saberes del territorio levantando una especie de cartografía cultural, no solo política, que visibilice todos los actores que han hecho posible la conservación de la cultura, la historia y las tradiciones de la región, y sobre todo que tengan voz, que sean escuchados en sus reclamos, aspiraciones, sueños y las esperanzas que tengan sobre su concepción de territorio.
El presidente Gustavo Petro tocó el punto y lanzó su propuesta, muy parecida a la que lanzó el sociólogo Orlando Fals Borda, Petro habla del departamento del Magdalena Medio y Fals del de La Depresión Momposina. Ya salieron críticos a oponerse, egoístamente cuidan su coto de caza electoral, les importa la población, sus necesidades, sus carencias y sufrimientos, solo les interesa como afectan su caudal electoral. Lo triste es que la mayoría de los pobladores de estos territorios, no toman conciencia de la importancia que el tema tiene para ellos, para sus municipalidades, para su cultura y como los afectaría positiva o negativamente la creación del nuevo departamento.
Yo me atrevería a proponer dos departamentos, el del Magdalena Medio y el de La Depresión Momposina que si bien es cierto tienen todo en común, también es cierto que con los dos departamentos se acortarían las distancias a sus propias capitales y se democratizaría el ejercicio administrativo.
Diógenes Armando Pino Ávila
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
2 Comentarios
Por ahí e la jugada, dos departamentos.
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