Pensamiento
Deshumanización
La partícula “des” equivale a un prefijo inseparable que significa negación, oposición o incapacidad para experimentar afecto, comprensión o solidaridad con el semejante. Y si lo aplicamos a la palabra humanización, tendremos una definición atinada de nuestra conducta y la explicación de la cojera endémica que nos aqueja: la cojera del alma.
¿Qué significan humanidad y sus derivados? Elemental, mi querido Watson: intentar despojarnos de nuestros zapatos para calzarnos las alpargatas ajenas a ver cómo nos va. El cambio de calzado equivale al bíblico “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, o al popular: “El que no carga la carga, nunca sabe lo que pesa”. Son sinopsis o recopilaciones de la verdad que no obstante habernos acompañado desde el vientre materno, se niegan a formar parte de nuestros manuales de urbanidad, para no decir otra cosa.
Más allá de piruetas semánticas o morfológicas, la palabra “deshumanización” es un leviatán salido de madre. A fuerza de orearlo, se destiñó para adquirir un gris inofensivo y su cara de yo no fui cruza desapercibida en cualquiera de sus apariciones en sociedad.
A pesar de haberse echado al pico vidas, honras, fortunas, futuros, presentes y pasados humanos, continúa inimputable. A pesar de contar en su haber con el 99,99% de la desventura planetaria, trisca impávida en los campos en flor; no obstante los vientos que aúllan, se ríe socarronamente de excomuniones, cábalas y jurisprudencias.
La deshumanización posee poder de transformación a prueba de alquimia. Si asesina a sangre fría, lo hará en defensa propia. Si agrede el equilibrio del planeta, será un visionario que envidiaría Galileo y si mete la mano en el tesoro público, lo hace de guantes y pasamontañas.
En su prontuario hacen cola, entre otras hazañas dignas de recordación, el holocausto nazi, la satanización femenina, los mercados negreros, la violación sexual, las santas hogueras de la ídem Inquisición, la sordera del poder y el capital, la idoneidad de las fábulas, las EPS y el salario mínimo en Colombia.
¿Qué intentaste decir León de Greiff con tus trujamanes de feria y gansos de capitolio sendamente aplicados a la actitud humana? Pues eso mismo, la deshumanización ataviada con dos de sus más viles antifaces: el servilismo y la hipocresía.
Gloria Cepeda Vargas
Sobre el autor
Gloria Cepeda Vargas
Reflexiones y poesías
Gloria María Cepeda Vargas es una poeta colombiana de reconocida trayectoria. Oriunda de Cali, ha vivido sus primeras -pero también sus últimas décadas- en Popayán, por lo que se le reconoce como una autora caucana. Es hermana del político Manuel Cepeda Vargas, líder de izquierda asesinado, padre del representante a la Cámara Iván Cepeda Castro. Ha recibido, entre otros, el Primer Premio y Medalla de Oro, Concurso Internacional de Poesía, Bruselas (Bélgica) 1993; Premio de Poesía "Jorge Isaacs", Cali, Colombia, 1995; y la mención Casa de las Américas, La Habana, Cuba (2000). Algunas de sus publicaciones: "Bajo la estrella" (Popayán, 1960), "Cantos de Agua y Viento" (Premio Jorge Isaacs, 1995); "Carta a Manuel" (Popayàn, 1995); "De la vida y el sueño" (Popayán, 2009); "Canta la noche" (Neiva, 2010).
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