Opinión
Happy birthday
El Honorable Concejo Municipal de nuestro pueblo ha tenido la costumbre de dar los tres debates reglamentarios a las sesiones donde se nombran personeros, secretarios del consejo y contralores municipales (cuando lo había) con una celeridad inusitada, para evitar así que se rompa la coalición y se incumplan los acuerdos políticos sobre dichos nombramientos.
Las tres sesiones aprobatorias de dicha elección la realizaban así: la primera sesión la realizaban en la mañana y al día siguiente a las once de la noche la segunda terminándola a las doce menos cinco, salían a un receso de diez minutos y regresaban para iniciar la tercera sesión a las doce y cinco de la noche, con esto fechaban las actas en tres días diferentes y les quedaban libres los viáticos del tercer día para volver a sus corregimientos con dinero y el guayabo de la borrachera que se daban por cuenta de los elegidos.
Esta dinámica de sesiones tenía la particularidad que la segunda se hacía con luz eléctrica que la electrificadora del Cesar nos suministraba con una vieja planta, y como la planta la apagaban a las doce de la noche, se tenía que realizar la tercera sesión con espermas, las que el secretario ceremoniosamente, como un ritual del Medioevo, encendía e iba colocando encima del escritorio de cada concejal con el propósito obvio de iluminar el salón del consejo y permitir leer las notas a los concejales que supieran leer.
En una de esas reuniones de medianoche, donde el concejo se reunía, bajo la luz de las espermas, para elegir a los dignatarios del municipio, envueltos en un acalorado debate politiquero donde la oposición descalificaba a los agraciados por la mayoría, se presentó el señor Benjamín del Valle Nieto, en un alto estado de alicoramiento, con paso vacilante avanzó hacia el centro del salón y tocando palmas y cantando la conocidísima canción “Happy Birthday to you”, iba desplazándose de escritorio en escritorio y soplando con la boca sobre las espermas, dejando al concejo municipal en la más completa oscuridad, recibiendo el nutrido aplauso y la rechifla de la minoría en oposición que festejó con entusiasmo la inusual protesta.
Diógenes Armando Pino Ávila
@Tagoto
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Ávila
Caletreando
Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).
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¡Lo dibujaste, maestro! ¡Pude verlo!
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