Opinión
Las parrandas virtuales: una novedad
Hasta hace muy poquito tiempo sonaba utópico y hasta risible pensar que a los músicos los contratarían para tocar una parranda virtual, a ciertos músicos, entre los que me cuento, si se nos ocurrió la idea, sin embargo, teníamos algunas prevenciones y obstáculos, especialmente la activación de la demanda de este servicio.
En una reunión virtual, como casi todo lo que ahora se hace por el confinamiento obligatorio o inteligente en el que nos encontramos, y al parecer vamos a continuar por un buen tiempo, discutíamos tácticas, estrategias y mecanismos para ayudar a sobrevivir al gremio de artistas, creadores y gestores culturales, que es tal vez uno de los sectores más golpeados con los efectos inmediatos y prolongados de la pandemia, planteamos la idea de las parrandas virtuales y muchos músicos se burlaron de ella.
En la columna anterior también me atreví a plasmar este mecanismo entre las cuatro maneras que tienen los músicos para enfrentar la inactividad y la falta de ingresos que se avecina y que en el caso de aquellos profesionales o personas que viven exclusivamente de ese arte, será por bastante tiempo, ya que sabemos que los conciertos y reuniones masivas de carácter lúdico, tal vez es la última de las actividades de las que el gobierno autorizará que se reanuden.
Entre las principales dificultades que se presentan para hacer un concierto o parranda virtual se encuentra una de orden técnico y bastante difícil de superar y es la que tiene que ver con la descoordinación entre los tiempos de la música y los tiempos y velocidad del internet, que sin duda conduce a que en un conjunto, si cada músico quiere tocar desde su casa por una de las plataformas virtuales de reuniones, cada emisor reciba el sonido con milésimas de segundo diversas y el receptor pueda recibir un producto final distorsionado e inarmónico, contrariando totalmente el verdadero propósito de una obra de arte.
Es allí donde nace la idea entonces de grabar videos individuales y luego mezclarlos y editarlos con las herramientas tecnológicas que hoy tenemos, y nos hemos podido deleitar en esta cuarentena por redes sociales de verdaderas piezas musicales de calidad. Es sin duda éste un fruto de la cuarentena y del coronavirus para la música.
Desde la oferta ya varios músicos iniciaron presentaciones virtuales monetizadas y lo que me contó uno de ellos, es que económicamente no le fue mal en su primera parranda virtual cobrando entrada. Claro eso solo lo puede hacer un músico que cante y toque él mismo algún instrumento, salvo el caso de aquellas familias de músicos que se encuentran en cuarentena en una misma casa. En general la iniciativa y creatividad deben exigirse al máximo en estos tiempos difíciles.
Colofón: Lo mejor de toda esta historia, es que también ya se activó la demanda de parrandas virtuales, hace dos días me llamó un amigo para que le pusiera en contacto con músicos, que quería realizar una parranda virtual por Zoom, lo que vamos a materializar el próximo fin de semana, les contaré por esta vía como nos fue en este experimento.
Jorge Nain Ruiz
@Jorgenainruiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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