Literatura

Ernesto Cardenal: poesía necesaria

Antonio Ureña García

23/04/2020 - 05:15

 

Ernesto Cardenal: poesía necesaria
El poeta nicaraguense Ernesto Cardenal

 

Si la poesía es siempre necesaria “como el pan de cada día” -que dijera el poeta español Gabriel Celaya, cuyos versos han marcado a toda una generación de escritores y lectores - en estos tiempos de confinamiento lo es mucho más, si cabe. No resulta casual que de forma incansable haya circulado por las redes el poema “No te rindas”, escrito por Mario Benedetti, con la intención de levantar el ánimo y dar luz a estos momentos oscuros. No es casualidad tampoco que muchos buscáramos los versos de Marcos Ana como forma de resistencia; como terapia ante el encierro y el aislamiento. Dicho poeta vivió 23 años encerrado en las cárceles franquistas españolas, donde hablaba: “por hablar asuntos / que los años me olvidaron”. Este alejamiento de la realidad le llevaba a preguntar: decidme como es un arbol”.

Marcos Ana y otros muchos poetas fueron capaces de sobreponerse a las situaciones más duras y crear a partir de ellas obras que nos conmueven por la belleza que emanan: una belleza no tanto sensorial y sí espiritual; la belleza de unos valores que nos definen como personas; como seres humanos: los valores de la resilencia, la resistencia, la solidaridad, el apoyo mutuo, la acción colectiva, que se elevan -nos elevan-, como sociedad y como personas, frente a los discursos del odio; frente a los discursos, que tristemente escuchamos estos días, donde se antepone la realidad económica a la vida de las personas. Ante esos discursos, la poesía se convierte una vez más en una herramienta de resistencia y movilización a favor del cambio social.

En multitud de ocasiones, la poesía -en palabras de Celaya-, concebida como fruto cultural por los neutrales, tiende a evadirnos de la realidad; a ponernos una venda ante los ojos para no ver a nuestro alrededor. Sin embargo, existe otra poesía que busca todo lo contrario. Una poesía que, en lugar de ocultar la realidad injusta, la denuncia; una poesía que pone voz a los que no la tienen.

A lo largo de sus ediciones, la revista Tiempo de Poesía, un proyecto literario colaborativo solo posible gracias al apoyo incondicional de PanoramaCultural.com.co, ha dedicado sus páginas a Gloria Fuertes, Clarivel Alegría, Nicanor Parra, Ida Vitale, además del citado Marcos Ana. Toda la obra de estos y estas grandes poetas son un ejemplo de resistencia, como lo es también la obra del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, nacido en 1925 y fallecido en marzo de este año.

Nacido en una de las familias más acomodadas de su país; doctor en Letras por la universidad de Columbia, su vida y su obra han estado marcadas por dos conversiones. La primera: al cristianismo, alzándose como una de las voces más activas de la llamada Teología de la Liberación, la cual -en palabras del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez (Teología de la liberación, 1971) se plantea: ¿Qué relación hay entre la salvación y el proceso histórico de liberación del hombre? Y en relación a la pregunta anterior: ¿cuál es la función de la iglesia en este proceso? Para hacerlo posible, la iglesia debe posicionarse al lado de los pobres.

La Abadía de Solentiname, fundada por Ernesto Cardenal en 1965, se convirtió en un poderoso foco cultural, religioso y político tanto para la propia Teología de la Liberación como para la Revolución Sandinista que, en 1979, acabó con la dictadura de Somoza. Y es que la otra conversión de Ernesto Cardenal fue a la revolución. De esta manera, participa activamente en la construcción de su país, siendo nombrado ministro de cultura. Esta doble militancia, le acarreó importantes conflictos con la Iglesia institucional. Recordemos las imágenes difundidas nuevamente por todo el mundo con motivo de su fallecimiento, correspondientes a la llegada del Papa Juan Pablo II al aeropuerto de Managua en 1983, donde fue recibido por el Gobierno en pleno, a cuyos miembros fue saludando. Ernesto Cardenal quiso besarle la mano y el Papa se la retiró bruscamente. Le pidió la bendición y como respuesta recibió unas airadas palabras mientras esgrimía el dedo índice en tono amenazador.

Su poesía refleja el compromiso social, religioso y político. Traducido a más de 20 idiomas, ha recibido, entre otros importantes galardones: el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en 2009; el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 2012; el Premio Mario Benedetti, en 2015, resultando nominado para el premio Nobel de literatura en 2010 y 2018, este último año a propuesta del Festival Internacional de Poesía de Milán, al considerarlo una de las más grandes figuras literarias de América Latina de todos los tiempos, según podemos leer en la propuesta de nominación. El mismo documento afirma: “la obra de Cardenal configura un universo de sorprendente fuerza expresiva que se extiende en todo el campo del conocimiento humano sin perder nunca de vista el contexto social del cual provienen, la sustancia real o inmaterial que las nutre, la fuerza subversiva de un lenguaje que sigue haciendo hablar aquella tierra en sones nunca acallados de una creación en constante devenir”.

Si bien, en ocasiones ha sido calificado como antipoeta, al igual que César Vallejo o Nicanor Parra, Marina Martínez Andrade (“Ernesto Cardenal: mester de amor y rebeldía”, 2002) sitúa su obra dentro de la corriente llamada exteriorismo. En contraposición a la poesía onírica y subjetiva, la obra de Cardenal se definiría como “poesía objetiva”: hecha con los elementos de la vida real. Así, según la autora, los caracteres que definen su obra son: intertextualidad, antirretoricismo, narratividad, prosaísmo y tono conversacional, rehuyendo, continúa Martínez Andrade, de la alquimia verbal y la retórica, las palabras superfluas y las abstracciones, mediante el empleo de un lenguaje ditecto, claro, sencillo, aunque a veces violento, a fin de establecer una abierta comunicación con sus lectores.

Es el trabajo de Ernesto Cardenal una poesía de denuncia; una poesía utópica, concebida como herramienta para construir una sociedad justa e igualitaria. Es su poesía una herramienta para el desarrollo personal y social, coincidente con los objetivos del proyecto de colaboración internacional Leer es un Derecho, bajo cuyo impulso se publica la revista Tiempo de Poesía que, en su edición 2020, está dedicada a la obra de este poeta fundamental, mostrada en diálogo con escritos de poetas de una y otra orilla del océano Atlántico, con trayectorias diferentes pero unidos y unidas bajo la sensibilidad y el convencimiento de la importancia de la palabra como instrumento para la resistencia contra el mundo sombrío que diría el poeta chileno Juan Gelmán; más sombrío aún en estos momentos.

 

Antonio Ureña

Sobre el autor

Antonio Ureña García

Antonio Ureña García

Contrapunteo cultural

Antonio Ureña García (Madrid, España). Doctor (PHD) en Filosofía y Ciencias de la Educación; Licenciado en Historia y Profesor de Música. Como Investigador en Ciencias Sociales es especialista en Latinoamérica, región donde ha realizado diversos trabajos de investigación así como actividades de Cooperación para el Desarrollo, siendo distinguido por este motivo con la Orden General José Antonio Páez en su Primera Categoría (Venezuela). En su columna “Contrapunteo Cultural” persigue hacer una reflexión sobre la cultura y la sociedad latinoamericanas desde una perspectiva antropológica.

2 Comentarios


Gaspae Pugliese V. 25-04-2020 04:18 PM

Ernesto Cardenal se merece ese homeaje por esa poesía comprometida con la superación de la pobresa.

Patricia Veas Diabuno 07-05-2020 07:06 AM

Excelente artículo!....y con todo respeto la palabra es RESILIENCIA !!

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