Literatura
Gabriel García Márquez, historia de una leyenda

Cómo describir a un hombre tan querido y tan genial como Gabriel García Márquez. Como resumir una biografía de miles de páginas en un artículo de despedida como éste.
Gabo, el más reconocido de todos los escritores colombianos, y posiblemente uno de los más famosos a nivel internacional, murió este 17 de abril a los 87 años, después de unas complicaciones de salud que revelaban un nuevo cáncer.
El periodista que nos encandiló con sus crónicas y artículos, que recreó todo un pueblo y lo condensó en una palabra tan misteriosa y poderosa como “Macondo”, fue también uno de los artífices del Festival Vallenato y uno de los mayores contribuyentes al conocimiento de la costa Caribe colombiana en el exterior.
El realismo mágico –estilo literario que se ha visto impulsado definitivamente por la excelsa pluma y la vida intensa del premio Nobel–, recoge esa esencia del Caribe que tanto le apasionaba y que empezó a dar formar muy temprano en sus cuentos, y luego durante sus viajes a Paris y Barcelona.
Gabriel García Márquez, entre otros muchos galardones, recibió el Nobel de Literatura en 1982. Su amplia producción literaria incluye libros como 'Cien años de soledad', considerada la gran obra maestra del realismo mágico, 'La hojarasca' (1955), 'El coronel no tiene quien le escriba' (1958), 'Los funerales de la Mamá Grande' (1962), 'Relato de un náufrago' (1970), 'Crónica de una muerte anunciada' (1981) o 'El general en su laberinto' (1989). Y, también, 'Vivir para contarla' (2002), un libro de memorias.
Muchos lo describían como el alquimista de las palabras, técnica heredada de dos grandes maestros de la literatura estadounidense, Hemingway y Faulkner. Su inherente estilo hacía referencia a su tierra, a la nostalgia y a la frustración que le sugería; pero también expresaba esa coherencia intelectual que le caracterizaba. Y no encontró mejor cantera de inspiración que su familia y el pueblecito colombiano en el que se crió junto a sus abuelos maternos, Aracataca. Aunque también bebía de sus experiencias como reportero en El espectador, El Universal o El Heraldo de Barranquilla.
Su gran amistad con el ex-presidente de Cuba, Fidel Castro, le valió muchos disgustos pero también grandes experiencias y anécdotas. Nunca renunció a ella y eso lo llevó a situaciones tan extremas como su salida del territorio colombiano en 1981 en dirección de México por ser acusado de financiar al movimiento guerrillero M-19. Fue poco después de la publicación de “Crónica de una muerte anunciada”.
Entre todos los momentos mágicos que nos hizo vivir, destaca la ceremonia de recepción del premio Nobel en 1982 con un discurso histórico de carácter literario y ensayístico. Gabo se hizo portavoz de esa América Latina que busca unidad y reclama reconocimiento ante el mundo desarrollado.
Se nos fue el grandísimo escritor de Colombia. Pero todos nos otros, amantes de la literatura, del folclor y de la cultura en general, seguiremos encontrándolo en sus cuantiosas novelas, en los recuerdos de su pueblo, en las parrandas del Valle y en el Festival Vallenato que da vida a Valledupar cada mes de abril.
Que en paz descanse.
PanoramaCultural.com.co
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