Opinión

La paz necesita personas cabales

Diógenes Armando Pino Ávila

22/08/2014 - 11:20

 

Ángela Giraldo Hace dos semanas tocamos el tema de víctimas y victimarios, en dicho escrito mostrábamos una seria preocupación por la polarización que se veía venir, ya que las víctimas estaban siendo utilizadas con fines politiqueros y en esa utilización, se alcanzaba a observar la oscura presencia de los victimarios, apostando al juego de la desinformación, del odio y la venganza.

Se veía a las claras el juego de intereses de algunos avivatos que posaban como víctimas, y pretendían darse el paseíto por la Habana con los gastos pagados, para hacer el show y el desplante a los negociadores del proceso de paz (Gobierno y guerrilleros) y lanzar el mensaje equivocado del fracaso de los diálogos. Afortunadamente este proceso está manejado en forma responsable por expertos en negociación y no han dejado ningún resquicio por dónde pudieran filtrarse esos colados enemigos de la paz.

El papel de la ONU, la iglesia y la Universidad Nacional en la escogencia del primer grupo de victimas que viajarían a Cuba, tuvo los mismos criterios de responsabilidad y profesionalismo que se le ha imprimido a todo el proceso, y por tanto las víctimas de la FARC, de los paramilitares y del Estado, estuvieron bien representadas, pues se escogieron sin tener en cuenta miramientos políticos, económicos o raciales. Esta escogencia generó en los medios algunos airados desacuerdos, por parte de quienes en su odio no ven caminos de reconciliación, ya que cegados en su sed de venganza son incapaces de pensar en la población general de Colombia que está hasta la coronilla de esta guerra demencial. Afortunadamente, la gran mayoría de víctimas están dispuestos a dar el perdón y sólo esperan de los victimarios el reconocimiento de sus crímenes y que la justicia haga el trabajo que le corresponda.

En La Habana se encontraron víctimas y victimarios, los primeros contaron su tragedia, su desgarradora tragedia, y su intenso sufrimiento por la pérdida de sus seres queridos, por el saqueo de sus propiedades, por el desplazamiento y demás avatares de su desventura. Las víctimas asumieron una actitud digna, valerosa y altruista deponiendo cualquier sentimiento de odio y de venganza para escuchar de sus victimarios lo que sentían al escuchar sus relatos. Ese acto valiente e histórico del cara a cara entre víctimas y victimarios, muestra la templanza de quienes se sobreponen a los horrores de esta guerra, y le indican al resto de la población colombiana y al mundo, la disposición inequívoca que tiene el país, que desea salir de ese laberinto de horror y barbarie de más de cincuenta años de desquiciamiento.

No obstante lo ocurrido en La Habana y lo que significa para la paz del país, no deja de haber personas que llenas de odio lanzan petardos de opinión, tratando de ponerle trabas al proceso. No deja de haber personas irresponsables como el caso de la señora María Fernanda Cabal que como siempre fuera de sus cabales trina, o mejor aúlla como los canes de la guerra, y ultraja en Twitter a la doctora Ángela Giraldo, una de las víctimas que fue a Cuba.

Este trino sirvió de inspiración malsana para que una cohorte de desadaptados que la siguen, largaran una andanada de improperios y amenazas en contra de la doctora Giraldo y el resto de las víctimas. Fue tan alto el tono, tan despiadado los insultos y tan graves las amenazas contra la doctora Giraldo, que el Representante de La ONU, el Jefe de la comisión de paz del gobierno, el Defensor del Pueblo, el Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU y hasta el mismo presidente Juan Manuel Santos, tuvieron que intervenir pidiendo responsabilidad y mesura en este caso, incluso hubo la necesidad de reforzar la seguridad de Giraldo. No me cabe en la cabeza tanta estupidez de quién ostenta cargo de congresista como la señora Cabal, no logro entender como una persona que rezuma odios y sed de venganza haya sido elegida para representar a un sector de colombianos en el congreso. Esta desacertada salida de la señora Cabal y su comportamiento debe ser materia de investigación no solo de la justicia, sino también por parte de especialistas en psiquiatría para poder sacar del odio de esta señora, el suero con el que vacunar a los colombianos violentos, (tal como hacen del veneno de las víboras, el suero antiofídico).

Llama la atención el comportamiento de la Cabal por lo deleznable, no tiene justificación por ningún lado, es condenado y condenable moral, política y éticamente. Ella tiene dinero, posesiones, una posición social (es la esposa de José Félix Lafaurie, presidente de Fedegan) y es congresista en la actualidad por el Centro Democrático.

Su comportamiento es altamente contaminante y tóxico y su carga viral es tal, que contagia a personas del común que sin tener dinero ni nada de lo que ella ostenta, asumen esta agresiva y reprobable actitud contra las víctimas en una clara demostración de condicionamiento para emular a sus victimarios, pues al fin y al cabo ellos son víctimas también de un sistema excluyente que les ha negado oportunidades. Colombia necesita reflexión, los colombianos necesitamos mesura, necesitamos apoyar una paz definitiva que desarme los corazones y permita la reconciliación nacional.  La paz necesita personas en sus cabales y no precisamente a la señora Cabal.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

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Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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